Poncho K pone el punto final a “333”, el álbum que ha ido desvelando a lo largo de todo el año, con “Derribo”, un tema crudo, introspectivo y sin concesiones que actúa como cierre natural y emocional de un disco marcado por la búsqueda interior, la contradicción y la pelea constante con uno mismo.
“Derribo” no es solo el último single: es la grieta final por la que se cuela todo lo anterior. Una canción que habla de identidad, de desorientación vital y de esa necesidad urgente, y a veces imposible de reconocerse en medio del ruido. “Quiero ponerme en contacto conmigo y no sé dónde estoy”, canta Poncho K, sintetizando en un verso el espíritu de todo 333.
Fiel a su forma de escribir, el artista sevillano se mueve aquí entre imágenes casi oníricas y golpes de realidad, entre el simbolismo y la herida abierta. Hay tigres, serpientes, espejos, asaltos emocionales y derribos internos. Nada es gratuito. Todo pesa. Todo deja marca.
La producción, a cargo de Xavi Moreno, refuerza ese equilibrio entre tensión y contención, dejando espacio a una interpretación vocal que vuelve a situar a Poncho K como uno de los letristas más reconocibles y honestos del rock estatal.
“Derribo” es el cierre del ciclo, pero también la confirmación de un artista que sigue escribiendo desde el riesgo y la verdad, sin disfraces ni mapas.

